lunes, 12 de noviembre de 2007


En menos de tres años nos habrá llegado la Guerra Telepática

(www.saludyciencias.com.ar) Nada menos que 500.000 millones de dólares es los que los Estados Unidos tiene pensado destinar a su área de Defensa (o de guerra, como se prefiera mirar). Y alrededor de 75.000 mil millones del verde billete estarán destinados a investigación y desarrollo.

No todo se trata de nuevo armamento bélico en el sentido más tradicional del término, sino que el Pentágono también está prestando atención al campo de las neurociencias para proteger a los combatientes. Así, la idea es crear diferentes dispositivos que le permitan a los soldados conocer de antemano la situación de la zona de guerra ya no desde la estrategia o la geografía, sino inclusive desde la percepción telepática o extrasensorial.

Una muestra de esto es el denominadoCognitive Technology Threat Warning System(Sistema de detección de amenazas basado en tecnología cognitiva), que combina conocimientos
de óptica avanzada con un sistema de electroencefalograma (EEC) para monitorizar la actividad de las ondas cerebrales en la corteza prefrontal de los soldados propios ... y enemigos.

¿Basamento, motivos, creencias para esto? Es que hay grupos de científicos que aseguran que, de acuerdo con ciertos patrones de actividad cerebral ya registrados, la mente humana puede detectar una amenaza a nivel inconsciente.

Aprovechando esta posibilidad, un grupo de expertos creó un sistema tecnológico formado por un par de binoculares que "prácticamente leen la mente" y que de ese modo alertan al soldado de manera inmediata, inclusive antes de que sea consciente del peligro. El primer prototipo de este sistema estaría listo para el año 2010 y entre los conocidos lleva un nombre de película de ciencia ficción:Luke´s Binoculars, o Binoculares de Luke, en referencia a los que usa Luke Skywalker enLa guerra de las galaxias.

La primer gran diferencia con los binoculares comunes, es que estos tendrán un rango de alcance de entre 1.000 y 10.000 metros, cuando los cuales (no telepáticos, claro) pueden ver sólo de 300 a 1.000 metros. Por otro lado, el campo de visión de los Binoculares de Luke será de 120 grados, y también serían capaces de detectar el traslado de los vehículos a 10 kilómetros de distancia.

Pero el mayor alcance de los Luke no tiene nada que ver con la óptica, sino en que están cubiertos de electrodos encefalográficos que permiten monitorear las señales neuronales de la persona que los lleva. ¿Para qué? Para que el soldado pueda reconocer objetivos bélicos o amenazantes más rápido de lo que puede hacerlo el cerebro por sí solo.

La idea es que el EEG ve a identifique, en tiempo real, las "firmas neuronales" que aparecen a nivel inconsciente inclusive antes de que el área consciente de la mente tenga conocimiento de una posible amenaza o meta.

El Gran Hermano, a full

Por otro lado, la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés) ha puesto en marcha el proyectoIntegrated Crisis Early Warning System, para registrar, evaluar y pronosticar en tiempo real aquellos fenómenos asociados a la inestabilidad de una región o país.

Además, el Pentágono desarrolla sensores que registran la actividad de las personas, así como programas informáticos que pueden guiar las acciones militares considerando factores sociales o psicológicos. Vinculados a un conjunto de herramientas, como dispositivos portátiles, estos programas ayudarían a los equipos de combate a comprender el contexto cultural en el que deben operar.

Como funcionara

(www.saludyciencias.com.ar) Quién sabe por qué (aunque, bien pensado, las razones saltan a la vista), hay un pequeño, pequeño ser que carga sobre su cuerpo con las más altas cuotas de asco de la humanidad. Aún así, a ellas (sí, son femeninas, al menos en lo que al idioma español se refiere) nunca les ha importado mucho la opinión de las personas: hace alrededor de 200 millones de años que siguen tal y como son, prácticamente sin cambios evolutivos. Y son capaces de sobrevivir hasta 9 días sin cabeza, hasta que finalmente mueren por inanición.

No solamente eso: soportan grandes dosis de radiactividad, al punto de que todas ellas lograron sobrevivir a las bombas atómicas lanzadas por los Estados Unidos sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en el año 1945.

Las cucarachas (de ellas se trata) tienen otra característica que las hace apetecibles (perdón por la expresión, aun cuando en algunas culturas son comestibles) a los hombres: sus antenas. Ella son las que ayudan al insecto a moverse en cualquier ambiente, oscuro, encerrado, contaminado, turbio, casi a la perfección. Por medio de las antenas, el bicho está siempre al tanto de los obstáculos que lo rodean.

A decir verdad, las antenas son importantes órganos sensores entre casi todos los insectos, cumpliendo las funciones que en una persona llevan adelante el olfato y el tacto y, a veces, también el oído. Las antenas les permiten inclusive a muchos animales, como los gatos, evitar obstáculos, conocer la velocidad y la dirección del viento antes de dar un salto o cuando están volando, percibir las medidas de los lugares por los que se mueven o encontrar el origen de un olor atractivo.

Viendo las ventajas, no es raro que científicos de diferentes lugares del mundo traten de desarrollar antenas artificiales que puedan ser usadas por los seres humanos. Y numerosos y variados son los casos.

Un ejemplo es el dispositivo que ha desarrollado un equipo de investigadores del Laboratorio Ishikawa Namiki, de la universidad de Tokio (Japón), al que se ha bautizado con el nombre deHaptic Radar. El sistema permite que sus portadores humanos sientan lo que les rodea desde cierta distancia y con los ojos tapados, como si poseyeran largos bigotes de gato o antenas de insecto. Algo así como una percepción extrasensorial artificial.

Formas y usos

El sistema (explican los investigadores) consiste en un dispositivo inalámbrico por módulos que se coloca sobre la piel y que es capaz de responder a la información espacial a través de señales de tecnología háptica. Este tipo de tecnología surgió en los años ´90 y se basa en una cantidad de interfases tecnológicas que interactúan con el ser humano mediante el sentido del tacto y todo el conjunto de sensaciones no visuales o auditivas que experimenta un individuo.

Los módulos de Haptic Radar, a su vez, tienen sensores infrarrojos capaces de ordenar la información y convertirla en una señal vibro-táctil que llega a la piel. La idea de los creadores de esta interfaz hombre-máquina es que en el futuro la misma cubra partes muy precisas de la piel, o que se pueda distribuir por toda la superficie del cuerpo para funcionar como una doble capa de piel que aumente y mejore las capacidades sensitivas humanas.

Así, podrían potenciarse habilidades como la búsqueda de huellas o se podría llegar a evitar colisiones con una eficiencia mayor que la de los sistemas clásicos de sustitución de la vista por el sentido del tacto.

Entusiasmados, los investigadores tratan de que el aparato sea portátil y fácil de colocar, tan diminuto como para implantarlo directamente en la piel, y para que usos tan diversos como:

- Una prótesis para ciegos, que con ella percibirían su entorno a pesar de no ver;

- Para aumentar el conocimiento de los espacios en entornos de trabajo de alto riesgo;

- Para que los conductores de vehículos tengan más conciencia de los obstáculos que puede haber en su camino (en caso de que los sensores del aparato cubran también la superficie de los automóviles).

El primer prototipo generado, con forma de banda para la cabeza, ha permitido ya que sus portadores perciban un espacio de 360 grados, con óptimos resultados de percepción en los primeros experimentos.


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