Neurofarmacólogos de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona han identificado una proteína, la 'hipocretina/orexina-1', que influye en el mecanismo de la memoria para guardar más o menos cantidad de recuerdos aversivos o malas experiencias vitales y hacerlo con mayor o menor profundidad.
La
investigación, que ha publicado un avance en la web de la revista
Neuropsychopharmacology, concluye que estas proteínas están
relacionadas con qué recuerda la memoria y qué se borra de ella.
La
investigación, realizada en la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de
Barcelona, concluye que esta proteína, denominada
hipocretina/orexina-1, está relacionada con el procesamiento de los
hechos que recuerda la memoria y los que se borran, con lo que, según
ha informado la UPF, se abre la posibilidad de elaborar tratamientos
para fobias, miedos o estrés postraumático, según publica la
edición en línea de la revista europsychopharmacology.
Se
descubre que el sistema de hipocretinas/orexinas está implicado en
la regulación de los estados emocionales y que, por ejemplo, niveles
elevados de esta sustancia se encuentran en el fluido cerebroespinal
de pacientes diagnosticados de pánico y de ansiedad, lo que explica
que cada persona almacene de manera diferente sus propias
experiencias vitales gracias a la participación de estas proteínas
específicas, según publica Efe
Futuro.
En su experimento con ratones, los investigadores han comprobado que bloquear la acción de los receptores de la proteína hipocretina/orexina-1 facilita la desaparición de este tipo de memoria. Por tanto se descubre que el sistema de 'hipocretinas/orexinas' está implicado en la regulación de estados emocionales.
del laboratorio de Neurofarmacología que dirige Rafael
Maldonado en el Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud
(CEXS) de la UPF, conjuntamente con Victoria Valls-Comamala, Rocío
Saravia y Fernando Berrendero, todos ellos miembros del laboratorio
de Neurofarmacología. También ha participado en la investigación
Giulia Costa, investigadora de la Universidad de Cagliari (Italia).
Según
los investigadores, con este descubrimiento se abre la posibilidad de
elaborar tratamientos para fobias, miedos o estrés postraumático.
Algunos episodios de ansiedad están relacionados con la incapacidad
de borrar de la memoria experiencias traumáticas adquiridas con
anterioridad.
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