martes, 25 de septiembre de 2012

LA SAL ¿NUESTRA AMIGA O ENEMIGA?

La utilización de una sal de buena calidad puede desempeñar un papel importante, hasta vital, en el mantenimiento de nuestra salud.


Existen varios tipos de sal: 


a) Sal marina sin refinar. Contiene cloruro sódico, yodo, magnesio y prácticamente todos los oligoelementos. La podemos encontrar fácilmente en algunos supermercados y también en las tiendas de productos naturales. 

b) Sal refinada. Es la más común por su uso. Es la sal marina que, tras un proceso de refinación, queda desprovista de todos los oligoelementos, conteniendo exclusivamente cloruro sódico.

c) Sal gema. Es la sal de roca que sólo contiene cloruro sódico. 

d) Sal yodada. Se llama así cuando se le añade yodo a la sal gema o refinada.

De todas ellas, la mejor es la sal marina sin refinar, por la gran cantidad de oligoelementos que contiene.


Funciones fisiológicas de la sal en el organismo. Es:

• Ayuda en la producción de bilis.

• Aumenta los movimientos peristálticos del intestino, contribuyendo a una buena digestión.

• Alcaliniza la sangre, aspecto éste muy importante para mantener la buena salud, ya que la mayoría de los alimentos usados con más frecuencia en nuestra sociedad tienden a acidificarla.

• El sodio ayuda a la conducción de los impulsos nerviosos y también favorece la contracción muscular.

De acuerdo con las teorías nutricionales ayurvédica y china, la sal influye en cuanto que:

• Vuelve los alimentos más nutritivos y potencia su sabor, dando a la vez energía y vitalidad.

• Ayuda en la digestión y estimula la secreción del ácido clorhídrico en el estómago.

• Estimula la función renal y su uso adecuado promueve la absorción del calcio y la utilización de los nutrientes en general.

La sal es considerada como un alimento purificador y, como tal, ayuda al organismo a eliminar toxinas.

A pesar de todos los beneficios de una sal de buena calidad, también es cierto que su abuso puede traernos algunos problemas no deseados. La sal en exceso puede provocar una excesiva delgadez o bien un aspecto hinchado cuando en algunas personas produce retención de líquidos. Su exceso, igualmente, puede aumentar la presión arterial, ya que la sal tiene tendencia a atraer los líquidos, principalmente cuando se comen grandes cantidades de productos animales.



Enfermedades relacionadas con el exceso de sodio

·        La presión sanguínea alta (hipertensión).
·        Afecciones coronarias.
·        Irritabilidad
·        Retención de líquidos.
·        Sobrecarga de trabajo para los riñones.

En condiciones normales de salud, los riñones tienen la capacidad de regular la concentración de este mineral y provocar una mayor producción de orina, haciendo que ésta sea más diluida en caso de un consumo superior al requerido. No obstante, el exceso de sodio a mediano y largo plazo tiene consecuencias en el organismo: retiene agua, lo que obliga al corazón, al hígado y a los riñones a trabajar por encima de sus posibilidades.


El riesgo más evidente del exceso de sodio es la mayor probabilidad de desarrollar hipertensión arterial, dado que al retener agua, aumenta el volumen de sangre y por tanto la presión de la misma.

“En las personas sanas no hay mayores problemas externos en el riñón. Pero las cosas se comienzan a complicar al unirse elementos como la escasez de agua. Sin embargo, con el exceso en el consumo podemos ver enfermedades asociadas como problemas al riñón, cardiopatías, edemas (manos, ocular o pies)”, comentó Loncon.

El mayor problema es que sus efectos no aparecen de forma inmediata sino con el paso del tiempo, por lo que conviene tomar precauciones. “El problema con el sodio es un mal a futuro en cuanto al riñón y al corazón. Si le sumamos problemas médicos previos o hereditarios como la hipertensión, los cuidados deben ser mayores”, dijo.

Dada las características señaladas anteriormente, según Loncon, es muy difícil detectar cuando las personas están con un exceso de sodio, ya que es un problema que arroja evidencia cuando éste ya es mucho y durante mucho tiempo.

Carencia de Sodio

Dada la constante presencia del sodio en los alimentos, es raro que exista una carencia de éste, pero de producirse ésta generalmente se produce cuando existen períodos de deshidratación.

“Estas situaciones se ven cuando estamos ante una situación patológica de deshidratación y se receta suero, como forma de contrarrestar el sodio perdido”

Entre los eventuales síntomas ante una carencia de dicho mineral, están los propios de una deshidratación, mareos, náuseas, baja presión arterial. Las necesidades aumentan: al tomar diuréticos sobre todo si los utilizamos para adelgazar, con visitas regulares al sauna y en casos de ejercicio intenso en época de calor, ya que conduce a pérdidas de líquido y también en casos de diarrea o vómitos, por lo que se hace necesario ingerir líquidos enriquecidos con sodio.






CONSEJOS PARA DISMINUIR EL SODIO: Una dieta alta en potasio, disminuiye por el riesgo de morir de infarto. Esto debido a que el potasio activa el óxido nítrico y reduce así la presión en las arterias, disminuyendo el riesgo de hiper tensión.
Más consejos para ir disminuyendo el consumo de sodio:
  • Privilegiar frutas y vegetales
  • Disminuir alimentos de cóctel, tales como galletas, papas fritas, aceitunas, entre otros.
  • Lea las etiquetas de los alimentos al momento de comprar, privilegiando los que tienen marcado “reducido en Sodio” o “bajo en sodio”.
  • Reduzca el consumo de alimentos enlatados y congelados
  • Día a día vaya disminuyendo la sal utilizada en la comida, para llegar con el tiempo a acostumbrarse a comer con menos sal. Por eso eliminar el salero de la mesa.
  • De sabor a las comidas con hierbas y especias
  • Disminuir el uso de cubos de caldo, salsas de tomates, ketchup y el consumo de sopas en sobres.
  • En general, disminuir todos los alimentos procesados o industrializados, ya que poseen preservantes.
Lo que puede comer Leche,  leche cuajada, yogur, leches fermentadas sin  azúcar   o  soya. Carnes  magras  como   pescado, pollo y huevos. Cereales,  papas y legumbres, verduras y hortalizas. Frutas,  como  el plátano y melón contienen potasio. Bebidas, como agua,  caldos, infusiones,  zumos, refrescos  no azucarados. Aceites de oliva  y semillas (girasol, maíz, soya). Otras opciones Batidos  de frutas con  lácteos, yogures bajos en azúcar, natillas y flan. 

Carnes semigrasas,  como   jamón y fiambres. Cereales  en el  desayuno, pero  con bajo nivel de  azúcar como la granola . Jugos naturales  y zumos de frutas frescas. Miel de abeja natural,  mermeladas de frutas, pero no en exceso,  pan integral , bizcochos, helados frutales y sorbetes, mayonesa, aunque   en bajas cantidades.

 Consumo limitado Leche  condensada. Carnes grasas,  productos de charcutería y vísceras. Galletas rellenas, chocolateadas o bañadas con soluciones azucaradas, etc. Frutas en almíbar,   desecadas y confitadas. Gaseosas,  bebidas alcohólicas,   como cerveza, vinos de mesa o sidra. Nata, manteca, tocino y sebos y comidas con alto contenido de  grasas. Pastelería industrial   rellena, chocolateada , golosinas y dulces, etc.

 Edulcorantes, como azúcar común o sacarosa, fructosa y jarabes de glucosa. En el supermercado Llene el carrito  de vegetales, frutas, fréjoles y guisante. Alimentos bajos en sodio. Cómprelos  frescos. Si compra   frutas o vegetales  enlatados, asegúrese  de que están empacadas en su jugo o en agua. Las etiquetas deben decir “bajo en sodio”, “sodio reducido” o “sin sal añadida”. Evite  los alimentos  ahumados,   como  el tocino y los cortes de carnes frías. Siempre asegúrese de     la cantidad de sodio,  que contienen los   cereales .

En la cocina Si usa vegetales  enlatados altos en sodio, enjuáguelos para eliminar parte de  sal. No añada sal  al agua cuando cocine arroz o pasta. Evite condimentos artificiales en las  preparaciones. Cocine los vegetales  al vapor  y use aderezos  bajos en sodio en ensaladas. 

Sirva postres  bajos en sodio, como frutas y  helados. Si la comida tiene   alto contenido en sodio, equilíbrela  con    potasio.  Lo que debe evitar Sal de cocina  y mesa, sal yodada, sal marina y de apio. Carnes saladas,  ahumadas y curadas; pescados ahumados y secados, caviar.

Evite consumir embutidos,    aceitunas y gaseosas. Sopa de sobre,  purés instantáneos, cubitos y snacks. Mantequilla salada,  margarina con sal. Condimentos salados,  mostazas, pepinillos, conservas en vinagre, salsa de tomate y conservas.


¿Por qué se desarrolla presión arterial elevada?






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