"Niñit@ espérame en noche buena" |
Llega la Navidad y los árboles
de Pascua, junto con la figura del Viejito Pascuero, inundan tiendas, catálogos
de revistas y centros comerciales. Y aunque los adultos sabemos que la Navidad
es también sinónimo de marketing, los niños pequeños gozan con estas fechas
creyendo fervientemente en la existencia del Viejito Pascuero que recibe sus
peticiones de regalos y en Nochebuena –siempre y cuando se porten bien-,
recibirán sus obsequios como premio.
“Mamá, no existe, Ya sé que tú
compras el regalo, lo escondes y después se lo pasas a papá. El lo lleva a casa
de la abuelita, que también lo esconde, y cuando salimos con los primos a
buscar al viejito, el papá lo pone en el árbol”,… ¿Será verdad?
¿ES SANO QUE LOS NIÑOS CREAN EN
ESTA FANTASÍA?
Como padres, muchas veces nos
cuestionamos si es positivo que nuestros hijos crean en esta historia, o si
hacemos bien al recalcar la existencia del Viejito cuando empiezan las
preguntas del niño.
DESDE LA ÓPTICA EDUCACIONAL
PARVULARIA
La creencia en este personaje da
cuenta de habilidades y funciones cognitivas de los niños, el pensamiento
mágico, la abstracción, la capacidad de creer en algo intangible. Además,
favorece la fantasía y creatividad, habilidades fundamentales de la vida. Cada niño
creerá hasta cuando su experiencia de
vida se lo permita.
Hay niños que, con alegría, lo
descubren y otros con pena y desilusión. Es importante que los padres conozcan
el sentir de sus hijos para acogerlos y contenerlos en su pena. Explicar a los
niños que desde pequeño creyó en el viejo pascuero, cabe recordar que a veces
el momento de saber la verdad siempre llega de parte de amigos y
compañeros. La respuesta de los
padres ser natural y más bien general,
sin entrar en detalles que complican más a los adultos que a los propios niños.
DESDE LA ÓPTICA EDUCACIONAL
SICOLÓGICA
La creencia en el Viejito
Pascuero es propia de nuestra cultura occidental y es parte de la realidad a la
que los niños están expuestos cotidianamente en estas fechas. Sin duda es un
elemento que apoya las funciones de socialización de los pequeños con su
entorno.
Creer en este personaje de
abrigo rojo con barba blanca que viene del polo norte, promueve en los menores un espacio en que lo
mágico es posible y promueve el ejercicio de la fantasía como base de la
creatividad. El viejo pascuero, es una
figura importante porque permite a los niños desarrollar su fantasía y
habilidades de su mundo interno. Los pequeños tienen pensamiento intuitivo. No
pueden deducir. A partir de los 8 años, existen mayores posibilidades que dejen
de creer por el tipo de pensamiento, más
lógico, es decir distinguen fantasía de la realidad.
CREER Y DEJAR DE CREER
No existe una regla que indique cuál es la edad ideal para dejar de
creer en el Viejo Pascuero, pues se trata de una experiencia diferente para cada
niño. Jamás deben presionarlos a creer
En la medida en que ellos dejen de necesitar esta fantasía o más bien,
la función que cumple, por sí solos la abandonarán, los
padres deben estar atentos a las necesidades de sus hijos, acogerlos y también
sostenerlos cuando ellos se han dado cuenta de la realidad.
¿POSITIVO O NEGATIVO?
La creencia en el Viejo
Pascuero no tiene ventajas o desventajas propiamente tales. El único punto en
contra podría estar del lado de los
adultos en tanto no estemos atentos a la función de la fantasía en los niños, y
por tanto no escuchemos y les impongamos una realidad que aún no pueden ver o
intentando que mantengan algo en lo que han dejado de creer, según sea el caso.
También sería complicado
que nos limitemos a ver en esta creencia una simple excusa para fomentar el
consumismo en la familia y en nuestros hijos.
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